lunes, 17 de junio de 2013

PARADA Y FONDA EN LEÓN

Domingo 16 de junio de 2013. Terradillos de los Templarios - León
Km: 70
Dificultad: Baja
Incidencias: totalmente llana, aconsejable hacer tramos por la carretera, arcenes de más de dos metros de ancho. Por el camino, que va paralelo a la carretera, se molesta mucho a los peregrinos porque es estrecho.
Puntos peligrosos: La carretera en si, pero con cuidado, no hay problemas. La entrada a León es más problemática por el cruce e la autovía con el propio camino.

Tocaron diana a las 6 de la mañana para intentar llegar pronto a León y pasar toda la tarde libre y poder visitar el barrio Húmedo, comer y ver el Parador de San Marcos y el Palacio de los Botines de Gaudí.
Bueno, al tema. Desayuno a tutiplén para afrontar el camino como mandan los cánones. Revisión y engrase de las bicis antes de salir, es el momento en que mis chicas se dejan querer, "anda Chifly engrásame la cadena, anda ajústame el sillín" jijijijij.
Como casi todos los días, superRebe y Cris, salen primero para pillar las metas volantes, jajajaja. En esta parte del camino el piso está muy bien y se avanza mucho. El punto de almuerzo es Reliegos, más adelante de Sahagun que estaba en fiestas y con los maderos puestos para los encierros y los trasnochadores de empalmada. ¿Por qué me suena tanto esto?
Me vine un poco arriba al ver los maderos y empecé a gritar "San Fermin, San Fermín! y algún espontáneo me gritó "loco, loco".
Al llegar a Reliegos para almorzar, entramos en una tienda un poco pequeña que había abierto hace poco, pero la dueña era muy agradable. Nos comentó que la había apañado en los establos de su suegra para sacarse un sueldillo. Almorzamos lo de casi todos los días: embutido y dos litronas. ¡Que asco más rico!
Ascen habló con la chica y le dijo que habíamos subido en el Facebook lo bien que nos había tratado y se puso muy contenta. Desde luego son pueblos muy desolados y lo agradecieron. ¡Qué ancha es Castilla!
Ya sólo nos restaban 20km para León. Hala, de un tirón, para llegar cuanto antes al albergue Fundación Ademar, en el mismo centro de la ciudad. Ducha rápida y al barrio Húmedo.
Mientras nos estábamos cambiando, cuál fue nuestra sorpresa que se presentó David, el hermano de Cris y su cuñada, Margareth, con una bici nueva llamada Specialized. Una pedazo de bici del copón que le regalaban sus hermanos. Al entregarle la bici nueva, Cristina, se olvidó de su viejo hierro. Claro, como no tiene sentimientos... su inexpresiva cara lo decía todo. Jiji, cogió la bici nueva y se fue con ella para dentro, dejándome a mi con la vieja fuera.
Nos fuimos con su familia al barrio Húmedo a tomar cervezas y unas tapas de morcilla impresionantes en el bar La Bicha de la Plaza San Martín. Nos despedimos de su hermano y seguimos recorriendo el barrio gótico. Foto de rigor en la Catedral y en el letrero escultural de León. Como Arancha no se quería mover, me dijo que moviese la Catedral. Al momento, aparecieron unos japoneses que querían hacerse una foto. Yo, muy amablemente, les pedí que abriesen los ojos.
Seguimos el paseo y paramos a tomar un café (yo un gin tonic) y apareció Tom, el de los calcetines. Charlamos un rato con él y nos dijo que era médico de cuidados intensivos y que quería llegar a Santiago el jueves. Un poco rápido, le dije yo. Nos comentó que tenía que buscar una caja para enviar de vuelta la bicicleta a Manchester. Llamé a Tomás, el bicigrino por excelencia, para ver cómo lo podía apañar. Me dijo que la caja la podía comprar en la tienda que tiene detrás de la Catedral de Santiago. Nos despedimos de Tom y continuamos nuestra ruta en dirección al Parador de San Marcos. Más fotos y entramos a ver el claustro. Como si no estás alojado, no te dejan verlo, le dije a Arancha que con mi tarjeta de Amigo de Paradores, podía entrar. No se lo creyó y yo me fui a la recepción y me dejaron entrar sin problemas, así que aproveché para hacer unas fotos (algún día conseguiré subirlas) y Arancha se quedó trastocada.

De vuelta hacia el albergue nos dirigimos al Palacio de los Botines de Gaudí, pero Rebeca se quedó rezagada (para variar) porque quería comprar cerezas en un puesto que había en el paseo. No se cómo lo hizo, pero compró unas gafas Carrera al mismo tío que vendía cerezas. 3 leuros. Genio y figura hasta la sepultura.
Ya en el albergue, y todos muy cansados, estuvimos esperando hora para cenar. Unas no quisieron, el resto nos fuimos a un pakistaní que nos atendió de maravilla.
Etapa concluida.
Mañana más y mejor.

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